¿QUÉ ES LA DMAE?

La DMAE es un trastorno degenerativo de la retina que aparece en personas de edad avanzada y se caracteriza por afectar a la región central de la retina, que denominamos mácula y es imprescindible para la visión. (Imagen 1)

La retina es parte del tejido que tapiza el ojo por dentro. En ella se localizan las células que reciben la luz del exterior y nos permiten ver; el equivalente al carrete de fotos de una cámara fotográfica. En el centro de la retina se encuentra la mácula, la región más importante por su elevado número de células receptoras, responsable de captar las formas y los detalles de aquello que tratamos de ver, fundamental para tareas como reconocer objetos, ver la televisión, leer o distinguir una cara.

La DMAE afecta exclusivamente a la mácula, por ser la zona de la retina que más actividad tiene. En el proceso de transmisión de la luz, las células producen sustancias de deshecho que son eliminadas diariamente. El organismo está preparado para degradar estos productos de deshecho, y para renovar constantemente los materiales de la célula. Sin embargo, en ocasiones, debido a factores como la edad avanzada o el tabaco, este proceso de regulación pierde su eficacia, por lo que se acumulan sustancias dañinas en la retina y paulatinamente se deterioran las células de la mácula, alterándose su función, lo que el paciente percibe como una pérdida de visión progresiva.

¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE LA DMAE?

La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es hoy en día la primera causa de ceguera “legal” en mayores de 55 años en los países desarrollados.

Se estima que hay más de 7.500 casos por millón de habitantes en países desarrollados. En el mundo hay alrededor de 25-30 millones de personas afectadas, cifra que aumentará considerablemente en 25 años debido al envejecimiento de la población. En España se calcula que hay más de 700.000 casos de DMAE y aproximadamente 3 millones están en riesgo de padecerla en los próximos años.

¿QUIÉN TIENE MAYOR RIESGO DE PADECER LA DMAE?

La DMAE afecta fundamentalmente a personas de edad avanzada, sobretodo aquellas mayores de 70 años, aunque también pueden darse casos a partir de los 55 años.

Además de la edad , que es el factor relacionado más directamente, existen otros muchos factores que pueden favorecer su aparición:

  • Factores genéticos: recientemente se han detectado genes que predisponen al desarrollo de DMAE.
  • Personas con antecedentes familiares de DMAE.
  • Raza blanca o caucásica: también se da en la raza negra, pero en menor proporción.
  • Ojos claros.
  • Factores de riesgo cardiovascular: Hipertensión arterial, colesterol, aterosclerosis, etc…
  • Tabaco: se ha demostrado que los fumadores tienen 3 veces más riesgo de padecer la DMAE que los no fumadores.
  • Dieta rica en grasas y pobre en antioxidantes.
  • Una elevada radiación solar.

¿SON IGUALES TODAS LAS FORMAS DE DMAE?

No. No todas las personas afectadas por la DMAE tienen el mismo grado y tipo de afectación. Diferenciamos entre la forma seca y exudativa:

•  Forma seca : es la más frecuente, afecta a un 80-90% de las personas que padecen la enfermedad. La pérdida de visión es lenta y suele ser simétrica en los dos ojos, produciéndose una pérdida severa de visión sólo en un 10% de los casos. En ocasiones puede progresar a la forma exudativa.

•  Forma exudativa/húmeda : es menos frecuente, solo un 10% del total de la DMAE, pero la más grave, ya que la mayor parte de las pérdidas severas de visión (90%) se dan en esta forma de DMAE. Generalmente comienza en un ojo, pero puede afectarse el otro a lo largo de los meses o años. La pérdida de visión es bastante rápida y se debe al crecimiento de vasos sanguíneos anormales por debajo de la retina, que alteran la anatomía normal de la mácula y generan un proceso inflamatorio a su alrededor que destruye las células retinianas. En ocasiones, además, pueden romperse y sangrar. Estos vasos tienen forma de membrana, por lo que se les denomina Membrana Neovascular. Pueden reaparecer en múltiples ocasiones a pesar de haber sido tratados, hasta el punto de desarrollarse una cicatriz que previene la reaparición de nuevas lesiones, pero deja al paciente con muy baja visión. Cuando esto sucede, la visión central se encuentra muy deteriorada, y sólo se conserva una pobre visión periférica.

¿CÓMO PUEDO SABER SI PADEZCO DMAE?

En ocasiones la pérdida de visión en un ojo puede pasar inadvertida, sobretodo cuando el otro conserva todavía una buena función; para ello es importante saber cuáles son los síntomas que nos pueden hacer sospechar que padece DMAE, y poner en práctica algunas pruebas de visión para poder detectarlos.

•  Pérdida de visión lenta y progresiva de un ojo. Fijar la visión en un objeto mientras tapamos de forma alternante un ojo y luego el otro permite identificar pequeñas alteraciones en la visión.

•  Pérdida de visión central: la pérdida de visión en la DMAE se produce en la zona central del campo visual. A modo de ejemplo, si miramos con un ojo la cara de una persona, veremos una mancha que oculta parcial o completamente su rostro mientras que seguiremos percibiendo detalles de lo que hay alrededor de la cara. (Imagen 2,3,4,5)

 

Imagen 2

Imagen 3
Imagen 4

Imagen 5

 

• Percibir las líneas rectas como torcidas o los bordes de los objetos deformados es un síntoma característico. Para detectarlo es útil la rejilla de Amsler. Fijando la visión en el punto central de la rejilla, a unos 30 cm de distancia, primero con un ojo y luego con el otro, se debe comprobar que todas líneas se ven rectas y que se encuentran a la misma distancia unas de otras. Si se observa algún cambio en la percepción de la rejilla, se debe acudir a un oftalmólogo lo antes posible. Los cambios en la visión de la rejilla en un paciente ya diagnosticado de DMAE, puede ser un signo de progresión de la enfermedad, por lo que resulta de utilidad para que el paciente realice su propio seguimiento.( Imagen 6 y 7)

Imagen 6

 Imagen 7

 

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA LA DMAE?

En la consulta especializada de oftalmología se dispone de varios métodos para el diagnóstico de la DMAE:

•  Control de la agudeza visual y test de la rejilla de Amsler.

•  Estudio del fondo de ojo mediante oftalmoscopia tras dilatación pupilar.

•  Tomografía óptica de coherencia (OCT): Utiliza las propiedades de la interferometría láser para realizar un escáner detallado de la mácula. Técnica rápida, indolora y que sólo precisa de la colaboración del paciente.

•  Angiografía fluoresceínica: Prueba que consiste en el estudio de la circulación arterial y venosa de la retina mediante la realización de fotografías del fondo de ojo, lo que permite identificar con facilidad la presencia de una membrana neovascular, es decir, una DMAE exudativa. Para llevarla a cabo es necesario inyectar un colorante al paciente, generalmente a través de una vena del brazo.

¿DE QUÉ TRATAMIENTOS SE DISPONE?

Para la forma menos agresiva, la denominada DMAE seca, no existe actualmente ningún tratamiento definitivo más allá del control de los factores de riesgo, como la supresión del tabaco en los fumadores y la disminución del consumo de grasas saturadas en la dieta. En los pacientes que se encuentran en estadios iniciales de la enfermedad o presentan afectación de sólo un ojo, el aporte de suplementos vitamínicos, agentes antioxidantes y ácidos grasos omega-3 puede evitar la progresión de la enfermedad.

Por lo que respecta a la DMAE exudativa ,durante largo tiempo se consideró una enfermedad sin tratamiento. La terapia fotodinámica se empleaba hace no muchos años en el tratamiento de las membranas neovasculares, siendo relativamente eficaz en algunos pacientes, pero con unos resultados globales bastante limitados.

En la última década, ha tomado protagonismo una molécula producida por el propio organismo, el llamado factor de crecimiento endotelial vascular (sus siglas en inglés, VEGF) que es parte implicada en el proceso de formación de las membranas neovasculares en la DMAE exudativa. Actualmente existen comercializados varios fármacos, conocidos como anti-VEGF, que bloquean su efecto: Ranibizumab (Lucentis ®) y Pegabtanib (Macugen ®). Esta medicación se administra en forma de inyecciones intraoculares, y por lo general se requieren varias sesiones para alcanzar su efecto máximo. Aunque no eliminan la DMAE, en la mayoría de los casos evitan que la enfermedad progrese, y algunos pacientes experimentan una pequeña mejoría en la visión.

Para los casos en los que la enfermedad se ha diagnosticado en un estadio muy avanzado, cuando la mácula presenta grandes cicatrices o para aquellos en los que el tratamiento no es efectivo, se reservan las ayudas en Baja Vision. Se trata de una serie de ayudas visuales que proporcionan al enfermo una mayor calidad visual. Consisten en gafas especiales con grandes aumentos, lupas, lentes telescópicas o incluso magnificadores electrónicos que tienen como objetivo mejorar la calidad de vida del paciente. Imagen 8.

La constante investigación en el campo de la DMAE tiene por objetivo mejorar las terapias actuales y el desarrollo de nuevas vías de prevención y tratamiento.

 

Imagen 8

¿PUEDO PREVENIR LA APARICIÓN DE DMAE?

Por desgracia no hay ningún tratamiento que prevenga la aparición de DMAE. Existe una serie recomendaciones que puede hacer retrasar o enlentecer su progresión:

•  Dieta rica en frutas y verduras frescas, que contienen antioxidantes, y pobre en grasas animales (grasas saturadas). Los suplementos vitamínicos ricos en omega-3 y agentes antioxidantes (Vitaminas A, C y E, luteína, zeaxantina y minerales como el cinc, cobre, manganeso, magnesio etc..) han demostrado que, en determinadas condiciones, pueden proteger del avance de la degeneración macular.

•  Realizar visitas al oftalmólogo de manera periódica a partir de los 60 años, sobretodo si tenemos algún antecedente familiar que haya padecido la enfermedad.

Los tests visuales son fundamentales en las personas mayores. Se debe revisar periódicamente la visión de ambos ojos, con maniobras tan simples como tapar alternativamente un ojo y luego el otro y comprobar las diferencias al mirar a un objeto lejano. La misma operación puede realizarse con la rejilla de Amsler, buscando cambios en las líneas rectas. Ante cualquier pérdida de visión, percepción de objetos curvados o deformados o alteración en el test de Amsler, debería acudir lo antes posible a un oftalmólogo. Imagen 9.

 

Imagen 9

Dr. Jorge Mataix Boronat
Dr. Jose Luis Pérez Canales