La hemorragia subconjuntival o hiposfagma es una situación que vemos con bastante frecuencia en la consulta de urgencias de los servicios de oftalmología, y que crea un elevado grado de angustia en las personas afectadas y en sus familiares. La preocupación aumenta si esta hemorragia es de un tamaño considerable, se produce con una frecuencia elevada y en ambos ojos.
El motivo de consulta principal es el ojo rojo, y a veces dependiendo del tamaño del derrame, pueden acusar cierto grado de molestia inespecífica sobre todo al parpadear. En muchas ocasiones no es el paciente el primero en darse cuenta, al ser poco sintomático, sino un familiar que advierte el ojo rojo.
Existen múltiples causas que pueden favorecer la aparición de esta hemorragia subconjuntival como son:
• Traumatismos locales en el ojo: siendo ésta la causa más frecuente. A veces son tan leves y banales que el propio paciente no los recuerda; como por ejemplo el frotarse los ojos con demasiada intensidad,…
• Traumatismos regionales en zonas cercanas al ojo que por extensión afectan a éste.
• Inflamaciones locales de la conjuntiva (conjuntivitis) pueden producir pequeñas hemorragias.
• Relacionados con la menstruación.
• Pequeña rotura de una vena por una hiperpresión venosa brusca causada por ejemplo por tos fuerte, estreñimiento intenso, vómitos, esfuerzos físicos,…
• Hipertensión arterial sistémica.
• Espontánea (sin relación con nada de lo anterior).
La exploración por parte del oftalmólogo es básica, rápida y sencilla. Basta con la simple observación en la lámpara de hendidura de una zona de coloración roja uniforme, de bordes más o menos nítidos y sin signos de inflamación asociada. No se suele requerir ninguna exploración complementaria en la gran mayoría de los casos, ya que se trata fundamentalmente de una patología banal. La excepción son aquellas personas que tienen alteraciones en la coagulación de la sangre, ya sea por una enfermedad sistémica o bien por la toma de fármacos anticoaguantes tipo Sintrom®, Adiro®, Plavix®, Aspirina® … Por todo ello es necesario la realización de una serie de preguntas al paciente encaminadas a encontrar la posible causa, y así poder proporcionar al paciente toda la información necesaria para calmar su preocupación. Las preguntas más habituales son sobre el antecedente de traumatismo, esfuerzos o maniobras de Valsalva que aumenten la presión venosa (tales como tos, vómitos, estreñimiento…), hipertensión arterial sistémica (que no debe ser confundida con la tensión ocular), la toma de fármacos… Dependiendo de la causa que se sospeche se debería realizar una toma de la tensión arterial o una analítica por parte de su médico de atención primaria.
La evolución normal del proceso es la reabsorción de la sangre en más o menos 2-3 semanas, ya que se trata de un hematoma similar al localizado en cualquier otra parte del cuerpo.
Normalmente no requiere de ningún tratamiento específico, si bien pueden emplearse lágrimas artificiales para hidratar y dar confort al ojo, disminuyendo las molestias al parpadear.
Dra. Ruth López Lizcano
Dr. Roberto Gallego Pinazo